Este capítulo hace un repaso sobre la naturaleza de las crisis de tipo capitalista, desde el punto de vista de diferentes autores, puesto que Marx no llegó a realizar un análisis concreto en este tema.
Debemos volver para analizar este tipo de crisis al circuito de transacciones del capitalismo: Dinero- Mercancía- Dinero superior en el que el acto del cambio se divide en dos partes, la compra y la venta en el que el uso de la moneda es clave, puesto que es homogénea y permite posponer tanto el acto de compra como el de venta. Al poder posponer o interrumpir este intercambio, podemos iniciar un proceso que afecte a toda la economía, que necesita de este circuito en constante movimiento para funcionar. Si este circuito se interrumpe hallaremos la sobreproducción, producto de la crisis.
Es importante tener en cuenta ciertas teorías que han elaborado economistas clásicos, como la Ley de los mercados de Say, que sostiene que a una venta le sigue invariablemente una compra por igual cantidad. Marx realizó a esta Ley una crítica en la que alega el razonamiento ya señalado: debido al uso del dinero, se divide la transacción y puede no darse esta circunstancia, no se está obligado a comprar por el hecho de haber vendido.
El circuito de transacciones del capitalismo se realiza para la expansión del valor del dinero, por ello se pone el mismo en circulación, para obtener una mayor cantidad tras el proceso. Pero esta circunstancia solo se da para el productor capitalista, no para los trabajadores, que venden su fuerza de trabajo para conseguir mercancías que garanticen su subsistencia. Por lo tanto el capitalista centra su interés en elevar lo máximo posible su tasa de ganancia, es decir su incremento de dinero en relación al capital original que posee. Mediante esta lógica, si el productor capitalista advierte que el incremento de capital no va a ser tal, no dudará en retirar dicho capital de la circulación, al menos durante un tiempo. Se pueden dar diversos casos:
Si el incremento del capital desaparece o se vuelve negativo, el capital será retirado, se reducirá la circulación del dinero y comenzará una crisis. Si el incremento del capital no es tanto como se esperaba (tasa de ganancia por debajo del nivel ordinario), se reducirán las acciones del capitalista.
Puede ocurrir que se retire el dinero del mercado, pero si el capitalista desea seguir siéndolo, deberá reinvertirlo. En el caso de que la crisis ocurra en tan solo una industria, el capital se moverá hacia otras, pero en el caso de que sea una crisis generalizada se tendrá que posponer la reinversión hasta que aparezca un momento más favorable.
Con todo ello, observamos que tan solo una bajada en el nivel de ganancias más allá del nivel ordinario puede desencadenar una crisis capitalista.
El autor hace referencia además a la diferencia capitalistas y empresarios, recalcando también la similitud de sus crisis.
En último lugar, se alude a dos tipos distintos de crisis, las relacionadas con la tendencia descendente de la tasa de ganancia y la crisis de realización, ambas plantean problemas diversos, en uno de los casos se relacionan con los movimientos en la tasa de la plusvalía y la composición del capital y en el otro se relaciona con fuerzas no especificadas que tienden a crear un déficit general en la demanda efectiva de mercancías, no porque la demanda sea insuficiente, sino porque es insuficiente para comprar toda mercancía a una tasa de ganancia satisfactoria.
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