jueves, 12 de noviembre de 2009

Maternidades


Ayer al terminar las clases y con la noche acechando Somosaguas, decidí junto con otra compañera ir al Caixa Forum. No sabíamos las exposiciones que había y por tanto si nos iban a interesar o si por el contrario íbamos a salir de lo más aburridas y encima más agotadas todavía de lo que ya estábamos después de pasarnos todo el día en la facultad.
Además, sobre mis oídos aun resonaban las palabras que el profesor de Sistema Económico nos había dicho por la mañana: “Una visita al Prado me ha matado”; Carballo nos relató en clase como mientras mostraba su interés por la cultura, había sentido al cabronazo del virus rodar por su garganta. Ya os podéis imaginar que por muchas ganas que tenga una de culturizarse, la idea de dar cobijo a un virus no me hacía mucha gracia… Pero aún así, me arme de valor y fui en busca de cultura y quede (como casi siempre) encantada.

Tras ver la exposición dedicada al arquitecto Palladio, nos dirigimos a la 3ª Planta para ver Maternidades, una exposición fotográfica llevada a cabo por el periodista y fotógrafo Bru Rovira a lo largo del mundo, por los lugares más inhóspitos y perjudicados por las guerras. En ella hay una serie de imágines, una serie de historias reales, que nos muestran como el amor entre una madre y un hijo es superior a todas las adversidades imaginables. Que nos hacen ver, una vez más, que en la mayoría de los casos, nosotros, nos quejamos por trivialidades que no cambian en absoluto nuestra pequeña vida de lujos. Y sobre todo, nos muestra que al final siempre son los mismos los que sufren.
Al finalizar la exposición la gente deja mensajes para sus madres; a nosotras nos obligaron a salir antes de que mi amiga pudiese escribir el suyo asique sin ninguna duda volveremos. Por eso y porque no hay nada más bonito que ver las miradas de vida, esperanza y amor de unas madres ante sus hijos.
"La relación entre una madre y su hijo pertenece a este universo inmaterial, privado e íntimo capaz de sobrevivir a cualquier situación por mal que vayan las cosas"
Bru Rovira
PD: Recupérese.

martes, 10 de noviembre de 2009

Ángel González


Nació en Oviedo en 1925, ciudad en la que pasó toda su infancia y parte de su juventud. Su padre, profesor de pedagogía en la Escuela Normal de Maestros, falleció en 1927. La revolución asturiana de octubre de 1934, en la que uno de sus hermanos tuvo activa participación, produjo a Ángel González una impresión imborrable.

En 1936, la guerra civil interrumpió sus recién iniciados estudios de bachillerato, y supuso un cambio total en la vida de su familia, especialmente afectada por el exilio y el asesinato, respectivamente, de sus dos hermanos varones.

Terminada la guerra en Asturias, continúa en 1937 sus estudios de bachillerato, que finaliza en 1944. En esa misma fecha le fue diagnosticada una grave tubercolusis pulmonar, que le obligó a permanecer en cama durante tres años, transcurridos en un pueblo de la montaña de León donde su hermana era maestra. Allí comienza a leer poesía de modo sistemático, especialmente a Juan Ramón Jiménez y a algunos de los poetas de la generación del 27. Inicia también entonces la carrera de Derecho y los estudios de magisterio, y tras ejercer, durante una corta temporada, como maestro, en un pueblo aislado de la montaña leonesa, regresa a Oviedo, en cuya universidad obtiene el título de Derecho en 1949. Un año antes se había integrado en la plantilla de colaboradores de un diario local en calidad de crítico de música. Ejerce esporádicamente el periodismo, y en 1951 se traslada a Madrid para obtener el título de periodista en un cursillo convocado para periodistas sin carnet.

Por aquellos años, una conversación con Carlos Bosoño, amigo de la infancia a quien reencuentra en Madrid, y las palabras alentadoras de Vicente Aleixandre, le deciden a publicar su poesía, que no había dejado de escribir desde el tiempo de su enfermedad.

Ante las dificultades que encontraba para ejercer profesionalmente el periodismo, prepara unas oposiciones a un cuerpo de la Admon Central, en el que ingresa en 1954. Destinado en Sevilla, pide pronto la excedencia y reside un año en Barcelona, trabajando como corrector de estilo para diversas editoriales.

En 1955 su primer libro de poemas Áspero mundo, obtiene un accesit en el premio Adonais. En 1956 reingresa en el Ministerio de Obras Públicas, obteniendo destino en Madrid, ciudad en la que residirá hasta 1972. Durante ese periodo realiza cortos viajes, casi siempre para asistir a reuniones y encuentros literarios, a algunos países europeos (Inglaterra, Francia, Italia, Escandinavia, Alemania Oriental, Checoslovaquia) y publica la mayor parte de sus libros de poemas.

En 1970 viaja, por primera vez, a América (Méjico y EEUU), en donde da algunas conferencias y lecturas de poemas.

En la primavera de 1972 es invitado a enseñar, como profesor visitante, literatura española comtemporánea en la Universidad de Nuevo Méjico, y renuncia a su trabajo de funcionario. Visita el mismo año América del Sur (Venezuela, el Chile de Salvador Allende, Argentina), y a su regreso a España recibe nuevas invitaciones para enseñar en EEUU, lo que le lleva a residir en Utah, Maryland y Texas. De 1974 a 1992 fue profesor, con carácter permanente, en la Universidad de Nuevo Méjico.

En 1961 obtiene el Premio Antonio Machado, otorgado en Francia por la editorial Ruedo Ibérico. En 1985 le conceden el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, y en 1991, en Italia, el Premio Internacional Salerno de Poesía.

Ángel González falleció el 12 de enero de 2008 en Madrid.

martes, 27 de octubre de 2009

Discurso a los jóvenes

De vosotros,
los jóvenes,
espero
no menos cosas grandes que las que realizaron
vuestros antepasados.
Os entrego
una herencia grandiosa:
sostenedla.
Amparad ese río
de sangre,
sujetad con segura
mano
el tronco de cabellos
viejísimos,
pero aún poderosos,
que arrastran con pujanza
el fardo de los siglos
pasados.

Nosotros somos estos
que aquí estamos reunidos,
y los demás no importan.

Tú, Piedra,
hijo de Pedro, nieto
de Piedra
y biznieto de Pedro,
esfuérzate
para ser siempre piedra mientras vivas,
para ser Pedro Petrificado Piedra Blanca,
para no tolerar el movimiento,
para axfisiar en moldes apretados
todo lo que respira o que palpita.

A ti,
mi leal amigo,
compañero de armas,
escudero,
sostén de nuestra gloria,
joven alférez de mis escuadrones
de arcángeles vestidos de aceituna,
sé que no es necesario amonestarte:
con seguir siendo fuego y hierro,
basta.
Fuego para quemar lo que florece.
Hierro para aplastar lo que se alza.

Y finalmente,
tú, dueño
del oro y de la tierra,
poderoso implulsor de nuestra vida,
no nos faltes jamás.
Sé generoso
con aquellos a los que necesitas,
pero aguarda,
explusa de tu reino,
mantenlos más allá de tus fronteras,
déjalos que se mueran,
si es preciso,
a los que sueñan,
a los que no buscan
más que luz y verdad,
a los que deberían ser humildes
y a vecese no lo son, así es la vida.

Si alguno de vosotros
pensase
yo le diría: no pienses.

Pero no es necesario.

Seguid así,
hijos míos,
y yo os prometo
paz y patria feliz,
orden,
silencio.

Ángel González.

jueves, 15 de octubre de 2009

Bienvenidos!




Este es mi primer blog y, para ser sincera estoy teniendo serios problemas para inaugurarlo. Cuando los compañeros de clase me explicaban en que iba a consistir la asignatura de Sistema Económico Mundial este año, me sentí fascinada y porque no decirlo, también aliviada. Pero ahora me doy cuenta de que no tengo nada relativamente interesante que contaros… Así que he decidido explicar el por qué del título de MI blog.
Según la RAE, el desván es la parte de la casa utilizada para guardar los objetos inútiles y en desuso. Como imagino que supondréis, no ha sido esta definición la que me ha convencido, sino algo mucho más personal:

Cuando éramos pequeños (mis primos y yo) nos pasábamos las tardes de lluvia en el desván de la casa de mis abuelos - no eran tantas como hace pensar la fama caprichosa que tiene Asturias- allí cierto es, que mis abuelos amontonaban las cosas inservibles de mis tíos, bisabuelos y demás familia. Pero eran inservibles para los mayores, no para nosotros, que podíamos estar horas interminables jugando con ellas. Para nosotros, eran por tanto todo lo contrario a cosas inservibles, eran esenciales. Esenciales para pasarnos las tardes de lluvia distraídos mientras que nos convertíamos en médicos, profesores,militares,cocineros,
fontaneros y todo lo inimaginable que nos permitían los objetos allí olvidados.
Hoy alguno ya se ha convertido en lo que hace algunos años soñaba mientras jugaba en el desván y, otros están en proceso de convertirse en ello. Yo por mi parte sueño con convertirme en una gran politólogo, profesión con la cuál jamás fantaseé mientras estaba en el desván.

Por esto he decidido crear mi propio desván virtual –ya que mi “acogedor” pisito madrileño no me permite tener uno real- dónde ir metiendo cosas que tengan al menos para algunos pocos, la capacidad de hacernos reír, soñar, reflexionar, olvidar o simplemente que sea capaz de distraernos.

BIENVENIDOS pues, a mi desván.
Despedida y Cierre.